Al –Tamimi nos invitó a comer en familia a su casa. Evidentemente nadie salvo el diplomático podía comunicarnos los unos con los otros, pero la simpatía que nos demostró la familia no reque-ría de traducciones. Como en muchos países con poco contacto con el Occidente, la gente acos-tumbra vivir en clanes.Todos juntos, unidos y compartiendo. Esta manera de “nunca irse de la casa familiar” la había presenciado en muchos lugares,desde la Polinesia hasta India y lógi-camente ahora en Iraq donde resultaba más convincente que nunca, dadas las circunstancias. Después de enseñarnos con gran parsimonia el interior de la casa, comimos algunas deliciosas botanas árabes y luego nos sentaron fuera en el jardín delantero de la casa a la vera de una palmera. Y nos sirvieron a guisa de postre un lujo mayor: todos los dátiles que pudiéramos alcanzar. Los desprendíamos de su rama y directamente los saboreábamos. Se nos deshacían en la boca. Nos escurría la miel. Jamás postre alguno me ha parecido tan exquisito. No he podido olvidar esos dátiles en casa de los Al-Tamimi a los que bendigo, estén donde estén.
PD. Tras escuchar esta mañana 20.10.14 en el noticiero de MVS a Dolia Estevez, dolerse con razón de la horrible crueldad posiblemente ejercida contra los estudiantes de Ayotzinapa, tema actual según dijo, de toda la prensa de Estados Unidos, le envío esta información referida en un nuevo libro con otras muchas. Los horrores cometidos por el Ejército del país que habita han quedado impunes. Espero que no sea el caso de los crímenes recientes en México. MD
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