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Manou Dornbierer. Acapulco, Guerrero.

lunes, 20 de octubre de 2014

Extracto de mi nuevo libro "Iraq entre Dos Guerras" de la Colección Mapamundi . Estuve en Iraq en 1995 tres semanas


Al –Tamimi nos invitó a comer en familia a su casa. Evidentemente nadie salvo el diplomático podía comunicarnos los unos con los otros, pero la simpatía que nos demostró la familia no reque-ría de traducciones. Como en muchos países con poco contacto con el Occidente, la gente acos-tumbra vivir en clanes.Todos juntos, unidos y compartiendo. Esta manera de “nunca irse de la casa familiar” la había presenciado en muchos lugares,desde la Polinesia hasta India y lógi-camente ahora en Iraq donde resultaba más convincente que nunca, dadas las circunstancias. Después de enseñarnos con gran parsimonia el interior de la casa, comimos algunas deliciosas botanas árabes y luego nos sentaron fuera en el jardín delantero de la casa a la vera de una palmera. Y nos sirvieron a guisa de postre un lujo mayor: todos los dátiles que pudiéramos alcanzar. Los desprendíamos de su rama y directamente los saboreábamos. Se nos deshacían en la boca. Nos escurría la miel. Jamás postre alguno me ha parecido tan exquisito. No he podido olvidar esos dátiles en casa de los Al-Tamimi a los que bendigo, estén donde estén.
                
Y fuimos a Al- Almeria. La tristeza infinita. El escenario de uno de los grandes crímenes del Ejército  de los Estados Unidos de América. En febrero de 1991, en el refugio antiaéreo de Al-Almeria, en Bagdad  murieron 1.200 mujeres y niños. Era un refugio seguro, subterráneo, pero los gringos enviaron  dos  misiles-broca  para  taladrar  el  techo a cinco minutos uno del otro, con el  objeto obvio de matar a mujeres y niños que se habían guarecido en uno de los varios refugios de Bagdad contra bombardeos. Ah,  pero adujeron después que había sido “un  error de objetivo”, como en Amiriya y Fallouja, otros refugios similares. Los gringos investigaron el sitio donde estaban y ahí, precisamente, enviaron a una muerte atroz a civiles inocentes. ¿Qué  dice  respecto a  horrores de este tenor la Convención de Ginebra para detener los crímenes de guerra?  



PD. Tras escuchar  esta  mañana 20.10.14 en el  noticiero  de  MVS a Dolia Estevez, dolerse con razón de la horrible crueldad posiblemente ejercida contra los estudiantes de  Ayotzinapa, tema actual según dijo, de toda la prensa de Estados Unidos, le envío esta información referida en un nuevo libro con otras muchas.   Los horrores cometidos por el Ejército del país que habita han quedado impunes. Espero que no sea el caso de los crímenes recientes en México.  MD

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