SATIRICOSAS – Manú Dornbierer – 7.1.2021
Para quitarse de encima la responsabilidad de vivir y la molestia de comprender,
la gente se cree muy sabia sacando a
relucir como contundente bandera, lo que
cree resultado definitivo: “YA LO PASADO, PASADO”. Y no hay nada más falso, tonto y dañino que ese “tapón
a la memoria”. Ya no puedes hacer nada, dicen
y SI, hay algo mucho que hacer in-dis-pen-sa-ble:
Entender el pasado para no tragártelo sin digerirlo. ¿Qué no es esa la base del
curativo psiconálisis?
El periodismo es una actividad pública que sabe que el pretérito es lo púnico tangible y productor del volátil
presente y del desconocido futuro.
Creo que fue Luis de Góngora (1561-1627) el que dijo que “el presente dura
lo que “un pestañeo” y que el futuro se desconoce. Por ende, lectores, solo tenemos el pasado. Así es que nada de hacerse los locos y
olvidar lo que “ya pasó”. Por eso me cae bien el actual presidente que basa su pensamiento , no solo en el “pestañeo” presente, si no mirando al futuro que planea. En su proceso de
recuperación de nuestro petróleo, arrancado por el neoliberalismo
y la conocida traición salinista, se está olvidando un episodio, que significa un
robo inaudito de USA del petróleo correspondiente a México en aguas
profundas del Golfo que lleva el nombre de nuestro país.
LA
BERMEJA NO SE OLVIDA.
El mar
patrimonial consta de 24 millas náuticas, es decir 44. .448 Km.
Pero si más allá
de esa distancia hay
una isla que
pertenece al país, el conteo
empieza ahí y no en la costa general. Y dicha isla existe en numerosos mapas y como
está clarísimo en viejos mapas recuperados por la bienamada Wikipedia:
“La existencia de la isla Bermeja generaría a favor de México un mayor espacio marítimo que el que recibió con
la firma del Tratado Clinton-Zedillo, en el cual México y Estados Unidos
pactaron sus fronteras marítimas en el Golfo de México, en ceremonia celebrada
en Washington el 9 de junio de 2000. De existir la isla, su importancia
radicaría pues en que se amplía la soberanía marítima mexicana en una zona con grandes yacimientos de petróleo.”
Pero volvamos a la Historia. Ernesto Zedillo,
presidente
de 1994 a
2000, apoyado
y
quizás hasta impuesto por los gringos cuando fue
presidente Bill Clinton
presidente de USA de 1993 a 2000).
Rescató a nuestro país del
desastre económico salinista en el
atroz año de 1994, y negoció dicho
rescate a cambio
de la Isla Bermeja “a más de 100 kilómetros al
noroeste de la península de Yucatán, a 22 grados, 33 minutos latitud norte y 91
grados, 22 minutos longitud oeste”.
Recordemos que
la UNAM entonces
estaba en huelga y
que fue el INEGI, Instituto Nacional de Estadística y
Geografía del presidente Ernesto Zedillo el que
opinó
está barbaridad : “La isla
Bermeja es una isla fantasma
(…) “sin
lugar a dudas un error cartográfico
que se mantuvo
erróneamente por varios
siglos”.
Si, como no ¡Qué cómodo y absurdo argumento!
De
todo lo publicado entonces “en el ya
pasó” creo que
el que le atinó
a la verdad
es un artículo
publicado el 15.4. 2015 por el español GUILLERMO D. OLMO / MADRID. Sería
conveniente que hoy AMLO ordenara por
fin una investigación del
tema ¡ UN SANTANAZO MARITÍMO BÁRBARO!
“ El misterio de la Isla Bermeja: ¿nunca existió o la
hundió la CIA?
Los mapas la mencionan desde el
siglo XVI y Google Maps la sigue ubicando, pero su desaparición hizo que una
zona marina rica en petróleo pasara de México a Estados Unidos. La Isla fantasma, dibujada en un mapa de 1846“Tenía
que estar ahí, pero resulta que no. México ha perdido la isla
Bermeja, un reducido peñasco situado a unas cien millas al norte de
la Península de Yucatán, en aguas del Golfo de México. Google
Maps dice que está a ahí, marinos y exploratorias se han
acercado hasta donde se supone que debiera estar, pero nada, no hay rastro. Cartógrafos
de épocas remotas la ubicaron y describieron y distintas misiones la visitaron”El
enigma, en principio, no debería tener mayor trascendencia geopolítica. Se
trata de un peñasco sin ninguna importancia aparente. El valor asociado a la isla Bermeja es
incalculable. No por lo que contiene, sino por lo que determina. De hallarse,
permitiría desplazar hacia el norte el límite de las aguas territoriales de
México colindantes con las de los Estados Unidos, lo que permitiría a los
mexicanos hacerse con la soberanía de cuatro quintas partes de la zona
del Hoyo de la Dona occidental, una región del Golfo de México
con grandes reservas de petróleo, gases y minerales.
POLÉMICO TRATADO.
“La
cuestión de la misteriosa Isla Bermeja se convirtió en capital a finales del
siglo xx , cuando el presidente
mexicano Ernesto Zedillo negociaba con su homólogo estadunidense, Bill
Clinton, un Tratado sobre la delimitación de la Plataforma Continental. México
ya había hecho movimientos diplomáticos en la ONU para asegurarse el control del
Hoyo de la Dona. La punta de lanza de la postura mexicana era el islote
Bermeja, pero cuando en 1997 arrancaron las negociaciones, resultó que ya no
estaba donde TODOS LOS MAPAS la venían situando desde el siglo XVI. Ante tan
sorprendente extravío, el Gobierno mexicano ordenó una misión militar que
localizara la isla. Era mucho dinero y mucho territorio lo que estaba en juego...
“Al fin Zedillo firmó con Clinton la entrega de inmensa extensión marítima,
perdiendo y alrededor de 22.000 millones de barriles de
petróleo y desde luego de MAR PATRIMONIAL, con todo lo que implica, al verse
privado el país de esa zona del Golfo que lleva su nombre. Seria hora de que
Ernesto Zedillo explique ante un Jurado porqué endeudó ¿eternamente? a México con el “ROBAPROA”
y porqué privó al país de gran parte del Golfo de México.
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