SATIRICOSAS-PENSADORES - Manú Dornbierer- 28.3.15
Este último sábado de
marzo es de la gran política,
economista, acádemica, fundadora
del PRD, Ifigenia Martínez.:“ La izquierda mexicana enfrenta su
quizá más grave crisis en los últimos 60 años : Una vez más, prioridad es la unidad en torno a
las ideas”. LEANLA.
“La izquierda
está en crisis porque está dividida, porque se rehúyen los acuerdos y se
ha abandonado la acción unitaria que tan bien nos funcionó en el pasado para crecer
y defender nuestro proyecto histórico. Porque se han privilegiado los intereses
de grupo y porque es presa de un lamentable enfoque electoralista(… ) Los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN
destruyeron el legado social y de justicia de la Constitución de 1917. Por eso,
a un siglo de distancia, necesitamos reconstruir el marco jurídico para
garantizar el Estado de derecho, la seguridad social, la justicia económica, la
igualdad entre los mexicanos, la preservación de nuestros recursos naturales y
la protección al medio ambiente, impulsando un desarrollo sostenible que
garantice a las futuras generaciones una vida digna y feliz.
La izquierda está en crisis porque se ha olvidado la responsabilidad
sustancial: propiciar y alcanzar la unidad del pueblo y conciliar las distintas
visiones de izquierda, nacionalistas, progresistas y de avanzada. Tal pareciera
que más importante que el entendimiento entre nosotros es, para unos, la
condescendencia con el poder y para otros, la mera obtención de votos y
prebendas. Lo que vamos a ver en las elecciones de junio es sumamente preocupante porque abona a la idea que tenemos muchos de
que lo único que está haciendo la izquierda, al dividirse, es comprometer sus
resultados, ceder terreno y favorecer al PRI y al PAN.
La izquierda está en
crisis porque se le abrió la puerta a los que sólo la han usado y la están
debilitando, a esos que creen que más importante es estar en los presidiums
presidenciales que en las calles defendiendo causas e ideales. Porque dejó de
promover a sus mejores hombres y mujeres, a sus líderes más honestos y
representativos, a sus ideólogos más visionarios, a los más capaces para
gobernar o para legislar con visión de izquierda, y en cambio ha apoyado personajes
que como nada tenían que ver con el ideal de izquierda, al final han abonado a
su derrota o simplemente han trabajado para el lado contrario.
La izquierda está en
crisis por muchas y variadas razones pero sobre todo porque hay un lamentable
olvido de la ética y porque el caso de Iguala no sirvió para hacer una
autocrítica y empezar la rectificación. Porque se ha privilegiado la búsqueda del
poder por el poder a la creación de una nueva cultura política y a la
generación de una nueva clase política; porque hemos caído en las mismas
prácticas de quienes combatimos, porque ha habido mucha incongruencia y porque
se ha cancelado de plano el relevo generacional, negándole oportunidades a los
nuevos liderazgos.
Una de las causas más
sensibles de la crisis que vive la izquierda es que se ha olvidado de la
formación de cuadros. A diferencia de la izquierda heroica, combativa y luchadora
de los años del clandestinaje, la izquierda de hoy no es escuela, es agencia de
colocaciones. No es agente de concientización y agitación social sino
generadora de burócratas y vividores de la política.
Porque intentando
atraerse a los sectores del centro y de la derecha se ha aliado en muchas
ocasiones con partidos y personajes que no representan una línea de acción
progresista y en ningún caso garantizan el respeto a los principios y mucho
menos un compromiso social. Porque escudada tras un sofisma trivial de “táctica
de lucha” olvidó su misión histórica de ser punto de encuentro que
propicia las transformaciones sociales
para alcanzar una vida digna en condiciones de democracia y ha entregado sus
intereses al mejor postor.
Las alianzas que se
hicieron con el PAN en 2010 y la firma del Pacto por México con el PRI en 2013
fueron un fracaso por eso. No se usaron para generar condiciones mejores para
el país ni para la misma izquierda. Esa es una de las causas de la regresión
autoritaria que vivimos y de la crisis generalizada de la izquierda. Pero otra
es la ruptura entre los partidos afines después de la última elección presidencial.
Tenemos que reencontrar
espacios de coincidencia, cauces de lucha en común que, más allá de lo
electoral, nos pongan en condiciones de responderle mejor a los ciudadanos que
esperan ver actuante a una oposición vigorosa, definida, constructiva y propositiva,
que les dé voz y devuelva las esperanzas en que podemos cambiar.
Perdimos la oportunidad
que nos brindaba la defensa del petróleo. Nuestra división facilitó las cosas a
los adversarios, nos ganaron en las Cámaras y nos negaron hasta el derecho a la
Consulta Popular sin mayor costo. No podemos darnos el lujo de repetirlo.
La izquierda está en
crisis, sobre todo, porque a pesar de que una inmensa mayoría de ciudadanos no
creen en la manera como se gobierna el país no ha estado a la altura de ese
descontento y no ha sabido ofrecer una propuesta alternativa unitaria para
transformarlo en fuerza democrática decisiva y contundente en las cámaras y en
la conducción de la nación. Ver para adelante y corregir errores es lo único
realmente importante. Lo que necesitamos es recuperar la credibilidad y la
autoridad moral porque una izquierda que no tiene autoridad moral es una
izquierda inexistente. Es urgente acabar con los escándalos de represión, de
corrupción y falta de transparencia de la única manera que se puede ponerles un
punto final: aclarándolos y castigando ejemplarmente a los culpables. No
repitiendo estos hechos vergonzosos y menos tolerándolos entre los de nuestras
filas.
La izquierda necesita
que sus gobiernos –desde el nivel municipal al estatal- vuelvan a ser el
referente de un gobierno de avanzada. Ya basta de conducirse con las mismas
fórmulas de los gobiernos neoliberales que antes combatimos. Esa es la razón
por la que tenemos hoy una oferta disminuida y pobre, contradictoria y hueca, y
por la que muchos electores no ven ninguna diferencia con la del PRI o la del
PAN.
Es fundamental que
volvamos a acercarnos a la ciudadanía, dejar de tener miedo de abanderar sus
causas, salir a la calle, reactivar la lucha social en orden y sin
estridencias, y volver a sentir el orgullo de desplegar nuestras banderas en
las manifestaciones reivindicatorias, sin ningún temor de rechazo o vituperio. Es
urgente coadyuvar a que la izquierda no pierda su condición mayoritaria en el
DF ni su viabilidad frente al 2018 pero más importante es que recupere su
identificación con el pueblo. Ese es el verdadero reto.
Hasta hace unos años las
mejores mujeres y los mejores hombres de la izquierda estaban en el PRD. Hoy,
difícilmente se les puede ubicar en ese partido. En el mejor de los casos han
emigrado y están diseminados en otros partidos de izquierda. Sólo que a los
votantes se le va a dificultar votar por una buena y auténtica representación
progresista. Y la paradoja es que justamente ahora es cuando más se necesita. A
pesar de eso, no podemos perder la oportunidad de intentarlo: el país necesita tener una mayoría de
izquierda en la próxima Legislatura.
Es esta la coyuntura
favorable para lograrlo. Nos referimos a que el mal manejo de la crisis de los
43 desaparecidos de Ayotzinapa por parte del gobierno pudo haber sido una
oportunidad de reposicionamiento importante después de la derrota del 2012 pero
se ha preferido caer en el silencio irresponsable, en el solapamiento incluso,
de los errores propios. Y no podemos permitir que el mal gobierno que persiste
arrastre a la República en su derrumbe. Hoy
es tiempo de redimensionar la militancia política en la izquierda. Independientemente
de quienes renuncian a las militancias partidistas como una manera de expresar
rechazo es indispensable la autocrítica y rescatar el debate como sana práctica
entre nosotros. En la izquierda es urgente la unidad pero no cabe la
uniformidad. Muchas luchas vienen y están por librarse y ahí necesariamente
tendremos que volver a coincidir con muchos compañeros perredistas, petistas,
pertenecientes a MC y a Morena, o que sencillamente no desean pertenecer ya a
ningún partido pero que no abandonan ni abandonarán nunca el movimiento social
porque estamos en el mismo flanco y porque seguimos creyendo en la esperanza de
construir un mejor país.
Por encima de partidos
está el ideal de izquierda. Por eso proponemos, desde la Mesa Permanente de las Izquierdas, relanzar nuestra convocatoria a
la unidad CON TODOS LOS QUE CREAMOS EN LOS MISMOS PRINCIPIOS Y METAS, porque estamos
convencidos de que, a pesar de todo, aún con diferencias coyunturales o
tácticas, hay una sola izquierda: la que trabaja por cambiar a México y traer
justicia y libertad a todos los mexicanos”. Ifigenia
propone propone volver a la ideología, reivindicar la esencia
y dar un sentido superior a la lucha de la
izquierda: 1.- Defensa del Estado
como factor de seguridad, desarrollo económico y distribución equitativa del
producto y la riqueza nacionales. 2.-
Defensa de la tranquilidad y la
seguridad ciudadanas. .3.- Defensa de la democracia y los derechos
humanos 4.- Defensa de nuestra
soberanía y nuestros recursos naturales 5.- Defensa de un sistema de Planeación democrática del desarrollo económico
y social, 6.- Defensa de la Educación Pública y del derecho a salud y
universalización de la cultura. .7.-
Defensa del Estado laico. 8.- Combate a la corrupción y a la impunidad.9.-
Defensa del derecho a la democracia y al
autogobierno en el DF. 10.- Defensa del derecho de los mexicanos a la
transformación democrática . El PAIS
NECESITA DE LA
IZQUIERDA.
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Manudornbierer.blogspot.mx
el Documento completo
del 12.3.15.
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